Cosas por hacer hay muchas


Bueno. Ya sé que estamos en fiestas y, por lo tanto, no voy a hablar de ellas, dado que, hablar de fiestas, de su organización, de sus errores de la confección de un programa y del acierto de su ejecución todos somos maestros y sabemos demasiado y, además, ya hay quien se está encargando, por las redes, de poner a caldo a la responsable municipal e incluso, casi, acusándola de ser gafe en estos menesteres. Pero a estas alturas todos conocemos, también, sus verdaderos intereses.

Pero no voy a hablar de las fiestas y, ni siquiera, de “las vacas del pueblo que se han escapao”. Voy a hablar de algo que cada vez, cuanto más paseo por esta población, me entristece al ver, como digo siempre, las grandes posibilidades que tiene y todas ellas desaprovechadas.

Si paseo por el caso urbano me encuentro con una gran cantidad de edificios con un porte modernista y que no tienen ningún proyecto de mejora ni de proyección y de aprovechamiento cualquiera y, ni siquiera de protección y conservación real.

Hallo un Museo de la Naranja cerrado a cal y canto y con una iglesia romano-gótica que antes de poderla visitar tengo que averiguar el horario de culto para poder visitarla. Me encuentro una ciudad gobernada por la chatarra de los coches que campan por doquier sin aparcamiento adecuado que libere espacio para uso de los ciudadanos.

Pero, es que, si paseo por el campo me encuentro con un Clot, muy mejorable; un patrimonio arquitectónico rural olvidado y abandonado por la mano de quienes nos gobiernan y nos han gobernado; y cuanto más me acerco a la playa más me entristece la incapacidad de unos gobernantes incapaces de  aprovechar este espacio para el desarrollo de la ciudad y aprovechamiento de los ciudadanos.

Ahora que estamos a punto de reiniciar el curso vital de una población, que no coincide con el año natural, me gustaría que aparecieran temas de interés y relevancia en el orden del día de los plenos municipales y que potenciaran esta ciudad que requiere de una mayor visión de futuro; que requiere de un liderazgo municipal considerable y de capacidades de trabajo y de gestión que sean capaces de tener una visión temporal más allá del día a día o de lo que pueda ser más de un ejercicio fallero.


Iniciamos curso, temporada invernal, periodo de trabajo después de unas relajadas vacaciones, o no; vuelta a la normalidad, los niños al colegio y los mayores al trabajo, eso, al tajo con ganas e ilusión, dado que cosas por hacer hay muchas.

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