Las costumbres hay muchos que las entienden mal.

Ayer fue el día del Corpus, en Burriana también, y mira por donde me acerqué a ver la procesión que discurrió por las calles céntricas de la población y en las que hubo un reducido número de personas viendo su desfilar, aunque más numeroso que en años anteriores.

Primero desfilaron los feligreses, a continuación los niñ@s vestidos de comunión y seguidamente la carroza con la que desplaza a la custodia empujada por las personas que se prestan a ello. A la carroza le sigue el cuerpo religioso y finalmente llega la corporación municipal, cerrando el desfile, como es habitual la Agrupació Filarmònica borrianenca.
Hasta ahí todo correcto.

El objeto de este artículo no es otro que el de lamentar el pobre aspecto de la representación municipal a cuyos dos “maceros” seguían seis concejales, todos ellos del Partido Popular, de los veintiún miembros que conforman la corporación municipal.
Como era un acto oficial, salió la bandera de la ciudad

 y ¿saben quien la llevaba? Un miembro de la oposición. Que yo sepa o conozca, nunca en ningún acto oficial la bandera la ha llevado un miembro de la oposición, siempre era portada por un miembro del equipo de gobierno. ¿Es la antesala de las próximas elecciones? O tal vez es la aplicación de ese código ético no firmado por ningún concejal del Ayuntamiento y que sólo ha servido para pagar el sueldo a un concejal determinado?
Está claro que algunos representantes del Partido Socialista estaban de congreso, tres concretamente, pero aún quedan tres concejales más; Compromís tiene tres concejales y de ellos no se personó ninguno y a los de Podemos, ni se les espera; de Cibur y Ciudadanos tampoco acudió nadie.

Entiendo que estos actos tienen un carácter especial, pero ¿irían a un acto convocado por la peña de un equipo cualquiera de futbol? Creo que no deberían ir dado que se ofenderían los de otros equipos o a lo mejor me enfadaba yo mismo porque el futbol me la trae floja.
Considero que somos el fruto de una cultura occidental en la que la religión cristiana ha tenido una gran influencia; en la que la gran cantidad de costumbres, formas de actuar o incluso los mismos monumentos que visitamos continuamente tienen su origen en la religión cristiana, catedrales, conventos, museos, bibliotecas, etc. queramos o no queramos y muchos de los actos a los que asistimos tienen mayor importancia por su carácter costumbrista o tradicional que por su trascendencia religiosa.

Yo tengo las creencias que tengo, ni mejores ni peores que las de otros y, en cambio, soy portador de las imágenes de los patronos de la ciudad en la que vivo, han crecido mis hijos y he echado raíces y para mí es más importante el aspecto costumbrista que el religioso y por eso hago lo que hago.

Si he pertenecido a algún colectivo he aceptado las reglas de juego y no por ello rompo la baraja, si no quiero estar, lo dejo y me voy, pero en este caso lo que está en juego para algunos es el sueldo y la apariencia de progresía y modernidad.

Hace unos días fallecía en Vila-real Pasqual Batalla, un concejal de Compromís que ha sido el máximo valedor de las costumbres y tradiciones de su población. Todos, los de aquí y los de allí, han alabado su trayectoria, me alegro por su persona porque se lo merecía, esto y mucho más. Ya desearía que algunos tomaran ejemplo de su gran persona. Pero me gustaría que le copiaran esa defensa de nuestras tradiciones, procesiones incluidas, que no son más que una forma de reafirmarnos como personas pertenecientes a una cultura y tradiciones determinadas y no a muchas cosas de las que nos indican que son los parámetros de un progreso mal entendido.


En fin, eso, que las costumbres hay muchos que las entienden mal.




Incluyo dos imágenes autorizadas por su autor que quiere permanecer en el anonimato. Gracias

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