Welcome to Burriana, goodbye Arenal
Bienvenidos a
Burriana, a esta que puede ser la última edición, en Burriana, de un festival
que ha conseguido ser el que más espectadores por día y por metro cuadrado ha
colocado del total de los festivales que se celebran a lo largo y ancho de la
geografía española.
Welcome, a una ciudad
en la que unos cincuenta y cinco mil cuerpos, más que almas, disfrutarán, se
supone, de la música que les gusta, la playa que han anhelado durante meses y a
disfrutar de esa juventud que poseen y que, sin darse cuenta que es una
cuestión pasajera, les durará lo que les dure su joven espíritu y su ansia de
vivir y de disfrutar de esta ciudad cuyo nombre olvidarán pronto porque de
todos ellos casi nadie va a ver más allá del Consum de la carretera del puerto
o del Mercadona de la carretera del Grau.
Hace unos días
paseando por el puerto vi una serie de cosas que no me cuadraban y llegué a la
conclusión de que este era el año de la despedida del festival de la ciudad que
lo vió nacer. Pensado esto se lo digo a mi compañero de viaje y sin hacer asco
de lo que le digo me contesta que era lo mejor que podía ocurrir a lo que yo le
contesto que lo que deberían de hacer es un buen festival que acoja la
capacidad que se tiene de absorción y que su celebración repercuta en la
ciudadanía, los comercios, los restaurantes, los chiringuitos y las heladerías,
entre otras muchas instalaciones fijas o temporales, pero lo que pasa es que
eso no es así.
Tras el comentario
realizado se olvida el tema y dos días después me desplazo hasta Castellón en
donde me encuentro con una persona conocida, de importante poder político, y
con mucha información sobre estas cosas, a lo cual y hablando sobre el Arenal
Sound, le indico mi sospecha, a lo que el personaje en cuestión me contesta que
es muy posible, dado que los organizadores ya han estado hablando con otra
población de nuestra provincia famosa por sus festivales, variados y diversos y
con suficiente capacidad de absorción de gran cantidad de personas con el objetivo
de poder celebrar allí este festival del que más que disfrutar, hemos padecido
los vecinos de una sufrida población en la que sus dirigentes han negociado, a
precio de saldo y bajo presiones, una actividad que nunca han controlado ni han
sabido controlar.
Mucho me temo y lo
digo así porque me gustaría que continuara llevándose a cabo en Burriana este
festival, pero con condiciones y no con presiones; con seriedad y dignidad para
los que vienen; con respeto y seguridad para los participantes y algo muy positivo
para los ciudadanos de nuestra ciudad en lo social, lo económico y lo festivo,
cosa que a lo largo de cuatro ediciones no ha sido así.
Bienvenu, a esta
ciudad que aspira a ser turística sin hoteles, sin líneas de alquiler de
apartamentos en regla, con museos cerrados, sin saber explotar sus recursos
patrimoniales y culturales y dejando de lado a unas posibilidades naturales.
Bienvenidos a esta
ciudad cansada ce cantos de sirena en temas de desarrollo empresarial,
turístico e industrial; harto de promesas incumplidas y que lo único que le
queda es un festival que se le escapa por la debilidad de sus negociadores y
porque nunca han sabido, los responsables del evento, ponerse a los ciudadanos
en el bolsillo.
Goodbye, espero que
no, a un festival interesante, si se hace bien hecho y no con el único objetivo
del enriquecimiento rápido; goodbye, deseo que tampoco, a un evento importante
pero que se hace en un tiempo y en un lugar que no está capacitado para ello.
Y si se van, espero
que recuerden que Burriana y los burrianenses se han tragado la quina de lo
malo que nos han dejado, porque lo bueno se lo han llevado ellos, los
visitantes y los organizadores y nosotros una vez más, hemos pagado el
beneficio que nadie nos ha dado gracias a ellos, a unos, quienes nos dirigen y
a los otros quienes dirigen el festival.
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