Espero que no sea un farol
Leo estos días las
quejas de diferentes colectivos, empresarios, comerciantes, cámaras de
comercio, etc. quejarse sobre la discriminación que padece nuestra Comunitat en
el sistema de reparto de los caudales del Estado y ello me viene ahora a
reflexión debido a que ello no es nuevo, la situación viene llevándose a cabo
un ejercicio presupuestario tras de otro y ello me hace que pensar no sé que,
de no sé cuantas cosas y de no sé cuanta gente.
No hacía falta ser un
lince para darse cuenta de que esa marginación siempre ha existido y es que me
da la sensación que los dirigentes de Madrid piensan que como somos el “Levante
feliz” nosotros lo que tenemos que hacer es “ofrendar nuevas glorias a España”
y mientras tanto nuestros dirigentes políticos “anclados”, desde va a hacer
veinte años, en sus sillones aterciopelados, comen la sopa boba entre esos
fastos que nos han traído a estos barrizales de miseria y penuria económica,
laboral y social.
No había que ser un
lumbreras para ver que mientras en toda España había autovías gratuitas aquí
teníamos malas carreteras y autopista de peaje; que mientras se regeneraba y
protegía la costa del retroceso a que de forma continua se ve sometido en
algunas CCAA, aquí en Almassora, en Vinaròs, en Burriana y otros muchos
municipios lo único que se hace es parches y chapuzas por doquier. Y ya no
quiero hablar de la alta velocidad, el AVE, ni del transporte de mercancías por
tren y me voy a callar de la cogeneración de las empresas azulejeras y que
decir tengo de ese chivo expiatoria que ha sido y es la naranja a través del
último siglo y su situación actual. De pena.
Pero mira por donde,
ahora, diferentes colectivos se han despertado, cuando hace casi nada, quienes
reclamaban un poco más de paridad territorial eran mirados como unos
insolidarios, contra-sistema y en algunas ocasiones eran catalogados con muchos
calificativos que me voy a permitir no enumerar por vergüenza propia.
Ante todo esto, sólo
me queda que decir que más vale tarde que nunca y espero que esas
reivindicaciones y esos movimientos no sean contentados con cuatro caricias y
palmaditas a la espalda y con el calor del verano, cuando llegue septiembre, se
nos olvide lo que realmente necesitamos y que con toda justicia necesitamos,
una salida rápida y barata hacia esa Europa que compra nuestros productos, una
comunicación segura para cuantos vienen a disfrutar de nuestra geografía pero
también estamos necesitados de un mayor “chovinismo” que nos permita valorar y
apreciar más todo aquello que es nuestro y que conforma nuestra idiosincrasia.
Deseo que este
movimiento no sea flor de un día para conseguir algo personal por parte de
alguien, sino que sea una corriente que nos reconduzca al lugar que nos corresponde
por todo, por el esfuerzo que siempre hemos llevado a cabo, por la solidaridad
que siempre hemos demostrado, por nuestro espíritu emprendedor y por ese deseo
de hacer las cosas bien que siempre nos ha caracterizado a pesar de que,
últimamente, no hemos sido demasiado ejemplares.
Oigo estas quejas y
reivindicaciones y me alegro, pero algo no me cuadra cuando quienes han
disfrutado tanto sin reivindicar, sean ahora quienes más reclamen por que las
caras son las mismas, espero que no sea, como dicen en el juego del poker, un
farol.
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