Creer y confiar, dos deseos con significado similar

Creer y confiar son dos palabras y dos conceptos que, hace unos años, iban parejos, es decir, creías en una persona porque confiabas en él, o ¿confiabas en él por que creías?
Creo, en resumidas cuentas que tanto se valía una cosa como otra, ambas iban emparejadas. Creías y confiabas o confiabas y creías, “tanto monta, monta tanto” como aquello de Isabel y Fernando, y en este tema ya no entro en más debate.
Pero, hoy, imperante el agnosticismo, creo que no creemos y confío en que no confiamos, ni con unos ni con otros; ni con el que va el primero, ni con el que queda el segundo, ambos dos y sus miembros, sólo van por lo mismo “er mardito parné”.
La sociedad, esa a la que nos han dado por todas partes, necesita creer y confiar en algo o en alguien; necesitamos a alguien que nos saque de este atolladero en el que no encontramos y nos haga confiar en el futuro y creer que existe algo mejor; necesitamos asirnos a algo para encontrar la esperanza y para ello requerimos de confianza y de creencia, pero ¿en que? ¿Con quien?
Cada uno requerirá de unas necesidades y de unas soluciones, pero todas ellas se basan en lo mismo, la creencia y la confianza y lo lamentable es que nos toca creer y confiar en mediocridades y simplezas, sin encontrar líderes fuertes que nos llenen de ilusión y de esperanza, que no es más que, al fin y al cabo el objetivo inicial de este artículo que no se si seré capaz de transmitir a través de estas breves letras.
No seré yo quien tire la primera piedra a nada y a nadie, yo tampoco soy capaz de convencer a todos, pero si que me gustaría que existiera por parte de todos o al menos de mucha gente, ese interés por mejorar nuestra sociedad más o menos inmediata y que ello nos llevara a creer y a confiar, pero antes de terminar este artículo se ha entrecruzado un canal de televisión de esos que hacen veinticuatro horas al día de información y, la verdad, no me quedan muchas ganas de creer ni de confiar en nadie, por que de todos los que han salido, incluidos los deportes, no son capaces de convencerme para que crea o confíe en ellos, menos mal que ha llegado “el hombre del tiempo” y lo ha acertado, está haciendo calor.

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