Un atisbo de rayo de luz

Tras muchos meses consecutivos, demasiados, en los que las noticias económicas son malas o muy malas, hoy, uno de esos organismos que no atisbaron a ver la que se avecinaba ha indicado que se ven algunos brotes verdes en la economía española, me alegro, falta nos hace alguna que otra información optimista con toda la que nos está cayendo.

Esta mañana me desayunaba con este atisbo de esperanza de ver un pequeño resplandor en ese oscuro túnel en el que estamos sumergidos, pero junto a ella escucho que los bancos recibirán del “Estado” 35.000 millones de euros, al 1% para que lo presten a las entidades públicas, ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autónomos para que paguen a sus proveedores y de esa forma aliviar las arcas de estas empresas o autónomos que se ven con la suega al cuello por el simple hecho de haber trabajado para la administración.

Pero ahí no está la controversia, sino en el porcentaje que van a pagar los ayuntamientos por un dinero que el “Estado” va a prestar a las entidades financieras, nada más y nada menos que al 5% de interés. Negocio redondo y al final esos intereses a pagarlos los mismos “pebrereta”, porque ese tal “pebrereta” que no deja de ser Ud. mismo o yo mismo, somos quienes vamos a tener que volver a pagar las deuda y a eso ¿No se le llama copago? O ¿dos veces pago?

En fin, más de lo mismo, a pagar y a callar, como tantas y tantas veces que para eso estamos esa clase media, que cada día es menos media, y que siempre es la encargada de salvar el culo a unos y a otros, pero eso simplemente se soluciona, una vez más, pasando por ventanilla.

Me alegro por lo de los brotes verdes y vamos a ver si esa “verdor” que imagino será por el efecto primavera que tenemos delante de nuestras narices, sean también brotes verdes para quienes se sacrifican en la recuperación de una economía que a través de la miopía de quienes no supieron ver que llegaba un periodo recesivo, situaron a un país al borde de un abismo con posibilidades de ser subastado, aunque los problemas de pagar la hipoteca, el llegar a fin de mes y dar de comer o pagarles los estudios a los hijos, no parecía ir con ellos.

En fin, después de todo una pequeña alegría en un mar de penas y de desmesura. Esperemos que Dios reparta suerte y que los beneficios también se repartan y no queden, como siempre, en las manos de los mismos