A los hijos de pe-ra que me han destrozado el huerto.


No es muy usual en mi, ni un titular de estas características, ni la utilización de este tipo de palabras en mi vocabulario del día a día, ni en los artículos que escribo, pero visto lo visto, lo único que nos queda a quienes poseemos algo es el cabreo constante, la utilización de palabras mal sonantes y, muy probablemente, meternos (por no decir cagarnos) en la madre que parió a alguno.
Ud. querido lector se preguntará el por qué de mi, probablemente, indecente introducción, pero si tras varias semanas sin ir a ver el huerto, por aquello de que en invierno no necesitas trabajarlos, llegas a él y encuentras que te han destrozado todos los ribazos, que te han dejado el huerto hecho unos zorros y que de todos es conocida la existencia de grupos que se dedican, con la excusa de buscar caracoles para sobrevivir, a destrozar todos los huertos que caen entre sus peludas cejas, comprenderán ahora mi mala leche y mi indignación.
Pero este caso que me ha sucedido a mí, no es esporádico, ni es la primera vez que ocurre, es algo cotidiano, usual y que no sólo me ha afectado a mí, sino, entre otros a mi vecino de arriba, al que tiene el margen a la derecha y a la izquierda, han destrozado esos ribazos, construidos con tanto esfuerzo y sacrifico por nuestros antepasados que se dejaron su sudor y parte de sus vidas en la estratificación de unos terrenos ganados a la montaña para plantar ese producto que, en su día nos llevó a la riqueza y que no sabemos a donde nos conducirá en el futuro, aunque sospecho que, seguramente, al abandono de las tierras, dado el nulo beneficio que se saca de la tierra.
En fin que quiero dedicar este artículo, como dice el titular, a esos hijos de pe-ra que me han destrozado el huerto y probablemente al que se lo destrozará a Ud. mismo como no lleguen a cogerlos rápidamente, cosa totalmente improbable por muchas razones de las cuales sólo voy a nombrar una, la falta existente en este país de la “mal llamada “ justicia.
Tengo el huerto hecho unos zorros, pendiente de cobrar la naranja por parte de la cooperativa y a la espera del primer recibo de riego del año con lo cual la decisión de abandonar los huertos se encuentra a la vuelta de la esquina y a buen seguro que no seré el único, muchas familiares y amigos ya lo han hecho, pero yo soy un poco más iluso e ingenuo y por ello he tardado más. Tiempo al tiempo.



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