Crónica de un día de invierno
Ayer, jueves, hubo
pleno del Magnífic Ajuntament de Burriana y, nuevamente, la impresión del
espectador, vía directo o a través de las redes, ha vuelto a ser bastante
negativa y con una mala impresión, al menos para mí, del papel que está jugando
la oposición en el máximo foro de lo que debería ser la gestión municipal y,
ello a pesar de que no fue de los peores días.
Se nota que llegan
las elecciones y que a los partidos opositores les importa un pimiento morrón
lo que haga el equipo de gobierno, bien o mal; les importa menos que un comino
que hagan algo y les importa nada la efectividad de su propia gestión, la de la
oposición como tal y que ella, su propia gestión fuera beneficiosa para la
propia población.
Allí cada uno iba a
su bola. El Partido Popular, Cibur y Ciudadanos daba la sensación que habían
inventado la agricultura; se habían vuelto más taurinos que nadie y, al mismo
tiempo, parecía que son los únicos defensores de ardores patrios cuando en
realidad sólo tienen la intención de buscarse un puesto en alguna que otra
lista electoral y de intentar arañar votos a base, aunque sea, de más de una
mentira, perdón inexactitud, de alguna que otra información sin contrastar, es
aquello de ……. me ha dicho un vecino …. Cuando este, el vecino, apenas se
representa a sí mismo.
Y por si fuera poco
llegó el momento del gran repudio hacia el ministro de agricultura a través de
una moción, de esas que no sirven para nada, y que fue aprobada, tras incluir
una enmienda en la que también se reprobaba a la anterior ministra y yo digo y
por qué no a la anterior de la anterior y a aquel que comía carne de vaca loca
que luego jubilaron con buen sueldo y poco trabajo en el Parlamento de
Bruselas. Da la sensación que los males de la citricultura valenciana tienen
escasos ocho meses cuando la realidad es que vienen de hace muchos lustros e
incluso décadas. En esta situación el grupo mayoritario gobernante se quedó sólo
abandonado sin saber reaccionar con tino a la encerrona preparada por todos,
incluidos sus socios de gobierno.
Y mientras tanto ese
Guardián de Burriana y algún que otro medio de comunicación digital altamente interesados en no encontrar nada bien de lo que
hace el actual equipo de gobierno se quejan de que arreglen el puente sobre el
rio o que asfalten el Escorredor y otras calles porque tiene que dar cierto
rodeo en coche. Vaya pues. Que buenos guardiánes tenemos que sólo están contentos cuando nadie hace nada. Eso no son guardiánes son vigías invidentes que no son capaces de ver ni augurar ningún futuro.
Hubo quien quiso
marcarse un tanto a base de cuestiones particulares con aquello de vete a casa,
mientras el otro le decía que si tu te vas, yo también. Es un poco como el
revés de aquello de “si tu me dices ven, lo dejo todo”. Al fín y al cabo del
amor al odio, sólo hay un paso y, algunos ya lo han dado.
Pues eso, que no me
gusta el lenguaje de la oposición para con el equipo de gobierno y, a veces,
sólo a veces, pienso que aquello del rottweiler de Alvarez Cascos comparado con
algunos políticos actuales es “pecata minuta” y no me estoy refiriendo a Pablo
Casado.
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