Regreso al futuro
Tras la vuelta al colegio,
el retorno pausado y progresivo a la invernal ubicación de cada uno y de uno
mismo, que se consumará durante las próximas semanas, emprendo, con cierta
apatía, la escritura de esta reflexión en voz baja y lenguaraz pluma para
regresar a ese futuro en el que, si nadie lo remedia, se convertirá en un nuevo
“dejà vu” de la actividad local.
Volveremos, como
estamos iniciando a ver, a que el suave frescor del invierno, que hace que nos
abriguemos un poco, nos remita a nuevas posibilidades que vamos perdiendo por
el camino; a dejar que, la nuestra, esa ciudad que nos acoge continúe, pese a sus
muchas posibilidades, dormitando en el lecho en que la han sumido sus,
injustamente llamados, gestores municipales a lo largo de los últimos lústros y
que, pese al cambio no llegamos a notar esos cambios reales que nos gustaría,
al menos, a algunos.
Y si nos encontramos
ante una situación ya vivida en esa “rentree” otoñal a nivel político, a nivel
de gestión poco o nada a cambiado en cuanto las formas y los contenidos, salvo
que, gracias a Dios, quien nos gobernaba ya no nos gobierna a pesar de que la
nueva efectividad no llega a la calle.
Pero como uno es
asiduo de leer, escuchar y ver información, especialmente de mi entorno más
inmediato, leo, veo y escucho de boca de quien cambió su sillón de poder por
sillón de oposición reivindicar situaciones jamás emprendidas por sí mismo
cuando ostentaba vara de mando. Temas hay muchos y los más recientes son chiringuitos,
mosquito tigre, PGOU, fiestas Misericòdia, con más o menos toros o fallas con
más o menos fallas, falleras y en general la fiesta que representan; sin hablar
de los intereses ocultos tras una Federació que pretende lo que nunca ha
querido.
Dicen que siempre
queda una revolución pendiente, en Burriana hace décadas que está pendiente y
si no una revolución, si que requerimos de un revolcón en la vida municipal que
sea capaz de atraer inversiones, trabajo, ilusión y proyectos reales dado que de
“malayos” y otras índoles que han venido a aprovecharse de recalificaciones y
otros menesteres ya hemos tenido bastantes.
Siempre he dicho y
digo que Burriana es una ciudad con muchas posibilidades y que estas continúan
estando intactas más de un año después de recuperar, un poco la ilusión
perdida
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