Sonidos de otros tiempos, nada mejores



Leo que el Ayuntamiento de Burriana quiere abrirse a la sociedad y ello me lleva a hacerme una pregunta y es que “yo” soy muy pregunton y la pregunta es la siguiente:
¿Qué significa abrirse a la sociedad? Y ante esta esencial pregunta pueden existir muchas respuestas, dependiendo de quien reflexione y de quien la conteste.
Abrirse a la sociedad ¿es estar el ayuntamiento más horas abierto al público? Tras mi breve y trivial reflexión llego a la conclusión que esta no es ni la respuesta adecuada ni creo que el objetivo de la iniciativa.
Pero, sigo preguntándome más, quiere decir que ¿se trasladará el ayuntamiento de una forma u otra a los barrios? Y tras una igual de breve reflexión que la de antes llego a la conclusión que no que esa iniciativa ya la llevaron a cabo con una furgoneta un día en cada parte de la población y al final la eliminaron.
Y sigo preguntándome la cuestión sin encontrar el significado de lo que quiere decir abrirse a la sociedad y es que “yo” tal vez esté equivocado porque leo algunos conceptos de las pretensiones de los oferentes de una apertura a la sociedad y ese no es el concepto que yo tenía pero es que tal vez “yo” esté equivocado.
Yo creía que después de tantos años en el Ayuntamiento, algunos de los veintiún concejales del consistorio y de los once que gobiernan nuestra ciudad desde hace dieciocho año y más, ya habían tenido tiempo para abrirse a la sociedad y si para abrirse les hacen falta otros dieciocho, mal andamos, o mejor dicho, así nos va.
Y es que la sociedad cuando llegaron al ayuntamiento ya estaba; los ciudadanos ya existían y mi concepto de apertura a la sociedad quiere decir desde el primer día, no al cabo de un tiempo, ni de dieciocho años, desde el momento de “conquistar el poder” es cuando hay que abrirse a la sociedad, pero abrirse de corazón, no de boquilla; abrirse como una simbiosis entre el poder y la ciudadanía; relacionarse, estrechamente, con colectivos sociales; recabar información de las necesidades de los ciudadanos, esos son algunos de los conceptos que yo tengo de abrirse a la sociedad y no el que algunos creen que el salir a la calle es ir a almorzar a algún bar del carrer Mayor, Sant Vicent o el Pla, salir a la ofrenda o desfilar en las procesiones, pero, repito, creo que estoy equivocado.
De todas maneras y hablando de otras cosas, sin dejar de hablar de esta, cada uno es como es y el abrirse a los demás, igual que a la sociedad, es una cuestión de talantes; los hay que son de una forma y los hay que son de otra y para abrirse a la sociedad ya se crearon, en su día el consell de la Joventut, y otros consells de otras cuestiones que bajo el mandato de estos/as mismos/as, no han funcionado en absoluto y si lo vuelven a intentar volverán a fracasar porque la “apertura” no es una cuestión de “consells”, sino de voluntades y, en muchos casos, las voluntades ya son conocidas por más que se extrapolen los resultados electorales.
Es un poco como aquello que ahora está de moda a escala nacional y que no se quien lo dijo “queremos hacer un pacto nacional, pero que se lleve a cabo nuestro proyecto”, eso me suena a otros tiempos, nada mejores.

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