Diferentes maneras de viajar. Suiza o Andorra



Tengo un amigo que se ha ido a trabajar a Suiza y mientras va y está allí se gana el sueldo como puede, en este caso el mundo de la construcción; sin embargo Suiza era famosa antes de su llegada, durante su estancia y ahora que está disfrutando de unas merecidas vacaciones entre nosotros.
Sin embargo Suiza se está poniendo muy de moda en los informativos y no es por sus instalaciones de esquí, sus relojes, Heidi o su altitud sobre el nivel del mar, sino por los viajes que han hecho insignes personajes de esta vida política española que nos ha tocado vivir.
Tenemos de toda índole y condición, nacionalistas o no; con grandes amores patrios o no; con grandes diferencias entre ellos pero con un denominador común, un maletín lleno de billetes que se llevaban hasta la capital helvética para tener sus “ganancias” a buen recaudo y digo ganancias por no decir el dinero robado a los contribuyentes conseguido a base de un 3%, un 4% u otro porcentaje, que le dejo libertad al lector para que lo imagine, y mientras tanto en este país se condena a una señora a tres años de cárcel por comprar comida para sus hijas con una tarjeta de crédito que no era suya y que, según dice, se encontró.
Hay cosas que no llego a comprender. Pero si lo analizamos bien reactualizamos las palabras aquellas de quien fuera alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, sobre que la justicia es un cachondeo, no es que sea un cachondeo es que, y pongo el presunta delante para evitar conflictos, es una casa de lenocinio, dándole a esta palabra el sentido, no de casa de “putas”, sino uno más “Light” que aparece en nuestro diccionario de la Real Academia de la Lengua “Acción de servir de intermediario en las relaciones sexuales de una pareja”, aunque también aparece el significado siguiente “Oficio de alcahuete.”.
A pesar de todo, creo en la justicia. Si en la justicia, en aquella que imparten algunos jueces que son honestos y que no miran a quien juzgan, sino lo que juzgan y en el contexto en que se ha producido; creo en las personas que teniendo como oficio el de impartir justicia analizan el entorno y los posibles daños colaterales con un único objetivo, intentar ser justos.
Pero mi intención no es la de hablar de la justicia, sino de Suiza, esa tranquila zona del centro de Europa que sin integrarse en demasiadas instituciones supranacionales, sabe mantener una “neutralidad” que responde a los intereses de sus ciudadanos, de sus propias instituciones y de sus bancos que son quienes mueven el corazón de su economía y que guardan los bienes pecuniarios de quienes deberían ser nuestros “ecónomos” y además nos gustaría que fueran buenos.
Nada, que en apenas unas semanas mi amigo regresa a Suiza y con toda seguridad irá con su maleta llena de cosas necesarias, de cosas útiles para el cuerpo y con ganas de trabajar para conservar ese contrato que tanto le ha costado conseguir y que se va a esforzar en conservar para ganarse unas perrillas dado que por aquí está muy chungo y cuando esté allí a lo mejor se encuentra con otros paisanos nuestros también cargados con su maleta pero llena de otras cosas, aunque hay algunos que prefieren quedarse en Andorra.

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