Ciudadanos: Las ratas abandonan el barco.
Que poco les costó a algunos conseguir su sillón de concejal, parlamentario, diputado o senador con las siglas de un partido que se encontraba en auge gracias a la corrupción y la crisis anterior a la sanitaria de los partidos mayoritarios.
Digo que les costó
poco porque se apuntaron a caballo ganador y con poco trabajo consiguieron su
aposento en un centro político que buscaba nuevas caras, nuevas formas, nuevos
estilos y que quería asemejarse al centro de la transición, ese que protagonizó
tan importante logro y que permitió, incluso, la legalización de los partidos
políticos, incluido el comunista en aquel famoso Sábado Santo rojo.
Digo pues que las
ratas abandonan el barco de ese proyecto liderado de forma personal por un
personaje que apareció desnudo, políticamente, sin ataduras y que fue el
primero en dejar el barco demostrando su poca capacidad de liderazgo y se fue
“con la música a otra parte”.
Tras su primera
debacle en Catalunya comenzaron a descolgarse. Primero nuestro flamante Síndic
que se refugió en los brazos de una Dulcinea del centro geográfico y que
desconoce lo que pasa en la periferia y, además, le importa un pito.
Tras nuestro actor,
venido a menos, llegó la trifulca pimentonera que derivó en todo lo que ha
venido posteriormente para, tras el fracaso de las elecciones madrileñas,
producirse de forma escalonada la renuncia de algunos diputados, parlamentarios
y senadores que buscarán nuevo acomodo en otras siglas de las que nunca
debieron salir y es que su oportunismo no les permitió ver que es mejor el
original que la copia y no se enteraron que el centro político es más que un
espacio geográfico.
Así es que, a partir
de ahora veremos más bajas en municipios, capitales de provincia y algunos pueblecitos
en los que Ciudadanos tiene representación y como, legalmente, el cargo es suyo
y no del partido, algunos se pasarán a los no adscritos, el grupo mixto o
cualquier otra denominación que se les quiera dar, con el objetivo de no
perder, muchos de ellos, sus emolumentos.
Más tarde o más
temprano se veía venir, especialmente cuando un proyecto se basa en un algo tan
personal como este o como ya ocurriera con UPyD y es ahora cuando me viene a la
memoria el cuento del Flautista de Hamelín.
En fin. Pues eso que
las ovejas, en su mayoría van volviendo al redil del que salieron y que, aunque
parecía que nunca volverían, han regresado haciendo bueno aquello de que “los
ladrones siempre regresan al lugar del robo”.
Para finalizar me
gustaría recordar una frase de la canción “La vida sigue igual” que popularizó
nuestro Julio Iglesias, al cual no le une nada con los otros iglesias, los
pablos.
“Al final las obras quedan las gentes se van
Otros que vienen las continuaran la vida sigue igual” Pues
eso, otros las continuarán.
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