El topo
Siempre he oído escuchar hablar de los topos. No del topo animalito de la familia de mamiferos placentarios que hace sus madrigueras en algunas tierras de cultivo y que, de vez en cuando, se convierte en una plaga. No, voy a hablar del topo, ese infiltrado de la novela de John Le Carré que obtiene la información de un bando para pasársela al otro, o viceversa.
La RAE, entre sus
diversas definiciones indica que un topo es ” Persona que, infiltrada en una organización, actúa al servicio de otros”, puede que unas
veces sea trabajo pero, en otras ocasiones, es interés del tipo que sea.
Todas las
organizaciones tienen topos en sus filas y en el caso de las políticas aún más
dado que los codazos por medrar en este campo son muchos y, en numerosas
ocasiones, muy dolorosos.
En la
izquierda, considerada más promíscua y más libertina, siempre ha habido un sinfín de estos topos que responden
a unos intereses determinados, mientras que la derecha, aparentemente, más
tranquila y serena, pero también más farisaica suele cerrar filas alrededor de
unos intereses económicos más particulares.
Pues bien.
En la política local de Burriana el topo de derechas hace mucho que no existe,
nadie abre la boca en contra de nadie a pesar de la, pienso, escasa eficacia y
eficiencia de su grupo municipal o de quienes dirigen el partido
organizativamente.
Por el
contrario, en la izquierda, es decir el partido socialista, tiene un topo
infiltrado hasta la médula que reporta informaciones, incluso, de las escasas
reuniones que realiza la ejecutiva. Detalles de lo hablado y comentado aparecen
en algunos medios y en las redes sociales, algo que sólo puede responder a un
interés concreto y determinado.
Los topos
siempre han sido de utilidad para combatir el narcotráfico, el terrorismo, el
tráfico de cualquier cosa y especialmente para deshacer las organizaciones
delictivas a través de fijar los objetivos claros y definidos y las personas a
las que detener y la falta de honestidad con la organización no era una falta
de palabra del propio topo, sino que comportaba un reconocimiento a su trabajo
en pro de la sociedad en general y contra el mundo del delito.
No es el
caso de los partidos políticos cuyos topos han trabajado en detrimento de su
propia organización y a favor, en líneas generales, de los intereses
particulares de quien filtra la información que, en todo caso, es privada y su
filtración constituye una falta de honestidad para con su organización y sus
integrantes.
Así es que
háganselo mirar. Sean honestos con Uds. mismos y con sus organizaciones los “off
the record” con la cantidad de difusiones y difusores que existen gracias a las
redes sociales son muy peligrosos y, casi siempre, son un boomerang.
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