El respeto que deberían otorgarnos
En estos días, que unos dedican a la reflexión y otros a la relajación, se escuchan muchas tonterías sobre esas procesiones y manifestaciones religiosas que tanto proliferan por nuestros pueblos y ciudades. Casi todas ellas, amparadas en su derecho a la libertad de expresión, son ataques a la libertad de expresión de quienes participan en ellas y en algunos casos se llega hasta la misma ofensa de quienes toman parte en ellas. Durante las jornadas que vivimos, cada uno a nuestra manera, se llevan a cabo diversas actividades que recuerdan el pasado de una historia y una cultura que ha forjado, incluso, hasta quienes ahora hablan mal de ella; es la historia hasta de quienes guardan con celo esas fotos de su primera comunión, bautizo y otros acontecimientos familiares que forman parte de su memoria histórica y que, quieran o no, les ha forjado como personas. Nuestra historia, la del mundo occidental, es la que es y no hay vuelta de hoja. Queramos o no, somos hijos del derecho rom...