Querida Mónica, con posdata


Querida Mónica:

Sé que viniste a vivir a esta escalera, según se sale del ascensor a la izquierda, hace unos meses y que desde entonces te has convertido en un referente en toda la finca, tanto de los que viven en este número, como de los que viven en el portal de al lado con los cuales compartimos algunos servicios.
Sé que has estado intentando mejorar las condiciones de los vecinos y del propio inmueble, pero tras la última reunión de escalera en la que acordamos renovar al presidente te estás comportando como si fueras la Rosita Amores del barrio o como si quisieras ser la reina fallera de nuestra escalera, cuando aquí no pensamos ni en montar una falla.

Sé que has estado hablando con el presidente de la escalera de al lado, aunque no sé para qué, dado que él nada tiene que ver con la nuestra; sé que estás haciendo, en compañía del propietario de la planta baja, una campaña contra el actual candidato a presidente que es el del tercero, aunque también es el que vive según se sale del ascensor a la izquierda, es decir en tu misma mano y que ello te ha llevado, incluso, a utilizar o pregonar, vía redes sociales, algún defectillo que tiene, dada nuestra imperfección humana.
Pero, todo ello, no te lleva a considerarte como una perfecta vecina de nuestro inmueble; tienes algunas imperfecciones y si el del tercero tiene imperfecciones capilares, tu no eres nada guapa, nada alta y probablemente, como él, no ganaríais ni el uno ni el otro, ningún concurso de mises o misters.

Estimada vecina Mónica, cuyo nombre te coincide con una sobrina mía muy guapa y muy alta, ten en cuenta que llevas pocos meses en nuestra finca y que tus intentos por hacerte con la presidencia de la escalera están desestabilizando la tranquilidad de los vecinos y que de seguir así lo único que puedes conseguir es enemistarte con todos y que con tu mala actuación dejemos de tener interés en mejorar diferentes aspectos de la finca al entablar un “mal rollo” entre todos los vecinos.
Cuando estoy terminado este artículo llaman al timbre y llega una visita a la que le pido que espere un momento para finalizarlo y tras leérselo me dice ¡Uy! Es algo parecido a lo que ocurre en Valencia con la presidencia del Consell y tras darme cuenta de ello le respondo:

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, mi vecina no se llama de apellido Oltra, aunque como a ella hay muchos palmeros que le rien las gracias.

P.D. Nos hemos enterado, 24 horas después de escribir este artículo, que en otras fincas en las que viviste también la montaste y que, incluso, hiciste que algunos vecinos riñeran entre ellos. Nosotros estaremos alerta.

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