Cuatro años de busqueda
Imagínese esta
situación. Ud. mismo, empadronado en Burriana, desde que nació, casado, padre
de familia, con piso propio e hipoteca pendiente, miembro de diferentes
asociaciones vecinales, sociales y religiosas, profesor en un centro educativo
privado, y otras muchas cosas, se va a Madrid por cualquier cuestión, se
hospeda en un hotel de esta ciudad, a la sazón, capital de España y a los
treinta minutos de encontrarse en su habitación llaman a su puerta y abre y,
ante el susto que ello supone, se encuentra a miembros de la guardia civil que
lo buscan. El susto que se llevaría, sería más que morrocotudo.
Pues bien eso es lo que
le está pasando a un amigo en estos momentos y ¿Cuál era el motivo de su
búsqueda? ¿Sería por temas políticos, terroristas, blanqueo de dinero, tráfico
de drogas, etc. ….?No, mucho peor, según para quien. Le buscaban desde hacía cuatro años para entregarle una notificación del juzgado de Vila-real para que se presentara ante el juez/a por algún motivo que él no sabe de que es. ¿No es para morirse del susto? o, ¿tal vez de risa?
Así funciona esto y al decir esto, me refiero a la justicia, de la que no quiero hablar para no calentarme las yemas de los dedos y escribir cosas que no debiera y es que mi confianza en ella ya hace tiempo que la he perdido, porque si su representación es con los ojos cerrados, creo que la deberían poner, también, con tapones en las orejas porque además de ciega, es sorda, tiene un tapón de cera que no la deja escuchar, o tal vez debier decir oir.
Todavía no sale del asombro. ¿Y que es lo que ha pasado? Sencillamente que después de estar cuatro años la guardia civil intentando notificarle la presentación en el juzgado y no conseguirlo, se ha registrado en un hotel y entonces ha saltado la alarma y se han personado hasta su habitación para buscarle, poco menos que si fuera un prófugo de la justicia.
Hay situaciones que
son para mearse de risa. Como es posible que un ciudadano que hace varios
lustros que no ha modificado su domicilio, desde el que están escolarizados sus
hijos, él mismo y en donde tiene domiciliados los recibos de la luz, agua,
teléfono, IBI urbana y seguro del coche, de la vivienda, de vida y la nómina
con la que se nutre él y su prole, no haya sido localizado por quienes querían
entregarle una notificación. Ha sido más fácil localizarlo en Madrid, ciudad
que no visita desde la última vez que fue conmigo hace unos diez años, que en
su propia vivienda. Realmente espeluznante. Menos mal que no habían lanzado una
orden de búsqueda y captura internacional que si no, lo encuentran en
Edimburgo, ciudad que suele visitar alguna que otra vez.
Ay, Rosa, esto me ha
hecho cambiar mis planes, quería escribir esta semana cosas más cercanas como
el desaguisado de Sant Gregori, las muchas fotos que se hacen los miembros de
nuestra Magnífica corporación, sin visión de futuro, a las fotos me refiero, no
a ellos; quería comentar algo sobre la playa y los campamentos de caravanas que
hay, de vez en cuando, en el Arenal u otras cositas sin importancia, pero mira
por donde, me he tenido que desplazar a Madrid para escribir lo que antecede al
final de este artículo.
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