Vergonya cavallers, vergonya

Es la primera exclamación que se me viene a la cabeza tras leer que el Museu de la Taronja de Burriana se ha quedado sin luz, con lo cual las visitas quedan reducidas a la nada y con ello es el cierre del mismo al no poder recibir visitantes y mientras tanto, nadie se inmuta.
Pero, ¿Quién es el que tiene que inmutarse? El Patronato sigue sin tomar el toro por los cuernos, el Ayuntamiento más de lo mismo y una ciudad que pretende ser turística se queda sin uno de sus principales reclamos, el único museo de su especialidad existente en Europa.
El cúmulo de despropósitos llevados a cabo en los últimos años en el Museu de la Taronja han llevado a esa institución a una situación difícil de reconducir y que no es más que la política de dejadez de los diferentes gobiernos municipales y del resto de instituciones que conforman su Patronato integrado por Generalitat, Ayuntamiento y Diputación, entre otros patronos.
La falta de presentación de justificantes en algunas instituciones, por parte del secretario de la institución, ha hecho que se pierdan subvenciones; la falta de interés de los concejales de cultura de los últimos quince años ha hecho que este museo, que con una gestión correcta podría ser un atractivo turístico importante, sea un mausoleo en el que se combina un edificio con la ineficacia, el desinterés y la nula gestión por parte de quien debería ser el primer interesado.

Se dice que no están los tiempos para la lírica, cuando se habla en términos económicos del mundo de la cultura, pero si encima el cantante es malo, el problema se incrementa; se comenta que los tiempos son difíciles, eso todos lo sabemos, pero si encima no hacemos nada para solucionarlo, enquistaremos el problema.

Sin luz, sin teléfono, las empleadas del Museo sin cobrar y mientras tanto nuestro Magnífico mirando hacia otro lado y sin tener lo que hay que tener “un par de cojones” para coger el toro por los cuernos y solucionar un problema que la falta de interés del anterior concejal de cultura, venido hoy a alcalde, y de quien hoy ostenta la delegación municipal del Museo, han llevado a esta institución creada en 1995 con el esfuerzo y el interés de Vicent Abad que coleccionó una gran cantidad de información respecto de la que fue la primera industria de la ciudad, la provincia y la Comunitat durante muchas décadas, a repetir el título de ese famoso libro del premio nobel, Gabriel García Marquez, “crónica de una muerte anunciada”, como tantas muertes anunciadas que ha habido y hay en nuestra ciudad que se está quedando sin nada. Una pena más y una cosa menos.

El título de este artículo es algo que hay quien no debe conocer, la “vergonya” de permitir lo que se ha estado y se está permitiendo y ejecutando en el mundo de la cultura en Burriana, sin una programación seria, sin actividades de envergadura, sin promoción de la cultura local y sin que nadie tenga el más mínimo interés en ella como no sea medrar políticamente, para tener el sueldo asegurado, al menos los próximos tres años que quedan de legislatura. En fin paciencia y si podemos nos gustaría echar un cable, a pesar de todo.


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