a vivir que son dos días
Si, ya los se Rosa,
hace días que no escribo en el blog, pero es que la situación general de todos
y la mental mía, me impiden en ocasiones sentarme para escribir cosas que me
gustaría que fueran positivas y no lo que hay.
Me gustaría escribir
que estamos empezando una campaña estival con muy buenas previsiones para el
sector turístico, tanto del de costa como del de interior; me gustaría escuchar
rugir por los cielos de la provincia los motores de los aviones que aterrizan en
nuestro aeropuerto abierto y cerrado el mismo día de su inauguración; desearía
que nuestra comunicación con Europa fuera más rápida y más barata por tierra
mar y aire, incluido el ferrocarril; me gustaría que esa prima que todos
tenemos en común, tuviera un riesgo más bajo y que la reina de Europa, la
señora Merkel, sonriera un poco ante las buenas expectativas, pero ante la
dificultad, especialmente de esto último, mi ilusión está un poco por los
suelos.
No Rosa, no. No es
que haya vuelto vago, es que el árbol, en algunas ocasiones, no me deja ver el
bosque y me impide escribir con la alegría que me gustaría y que quienes tienen
el atrevimiento de leer estos artículos, que por cierto son más de los que yo
mismo pudiera pensar en un principio, recuperaran un poco de ilusión, no de
cara al futuro, sino en el día a dia y, la verdad, es un poco complicado.
Pero en fin, pongamos
alegría al cuerpo y pensemos que ya estamos a la puerta del verano, que los
cuerpos lucen por doquier resaltando tabletas de chocolate, musculitos y
90-60-90; que las playas están llenándose de buen ambiente, que los festivales
de nuestra provincia están a la vuelta de la esquina para disfrute de todos
porque, aunque no lo parezca, no sólo los jóvenes disfrutan de estas
actividades y más teniendo en cuenta que este año viene Bob Dylan al FIB, nada,
que tenemos que alegrarnos, los bikinis ya están aquí y el aligeramiento de
ropa proporciona magníficos paisajes repletos de personas ansiosas de vivir la
vida que nos toca, siempre teniendo en cuenta que sólo tenemos una y que
debemos disfrutarla.
Ale pues, a vivir que
son dos días y uno ya ha pasado
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