Eurovegas, ¿Por qué no?

Estos días se comenta la posibilidad de que Marina d’Or, esa ciudad de vacaciones que existe al note de la población de Orpesa, solicitara la construcción de esa ciudad del juego que se disputan, como siempre, Madrid y Barcelona y, como siempre, ya han surgido las primeras voces discrepantes para ello sin argumentar razones de profundidad para su negativa y sin embargo no todo es negativo en el desarrollismo, si se sabe hacer bien hecho.

Ya en su día y por muy diferentes motivos, nuestra provincia, se quedó sin muchos proyectos que nos hubieran permitido situarnos en un lugar del mundo conocido y que nos posibilitara nuestro desarrollo turístico sin por ello perder nuestra identidad. Ya en su día perdimos la Ford, Eurodisney y algunos proyectos que otros puntos del país o de Europa supieron aprovechar. Nos hemos quedado en la cola de las reivindicaciones con el tema del AVE que nos traiga gente de Europa y en cambio lo exigimos para marcharnos a Madrid; estamos escasos de proyectos de futuro y este proyecto, a pesar de las dificultades de que una u otra ciudad lo deje marchar, será difícil de que venga a Castellón, pero si existe una posibilidad remota, yo la apoyaré con el objetivo y la exigencia de que se haga bien hecho.

Sin embargo, el precio a pagar no debe ser cualquiera, para ello debemos exigir un gran respeto por el medio ambiente, una mejora de las infraestructuras y las comunicaciones, y un compromiso serio de que el proyecto no va a ser un bluf más que posibilite la especulación y la extorsión de muchas ilusiones que puedan plantearse y de cualquier forma, tampoco estaría de más que optáramos a un megaproyecto factible y que cuente con el respaldo de quienes desean un progreso serio y comprometido sin renunciar a nada.

Nos encontramos en unos momentos difíciles y el inicio de la recuperación no debe ser la venta de falsas ilusiones ni de explotaciones serviles ante el poder económico, porque el que exista una ciudad dedicada al juego no es un motivo para nada, ni para obligar a nadie a que vaya, de la misma manera que con el divorcio se obligó a la gente a divorciarse porque aunque no existiera esa posibilidad legal, siempre había existido el “ahí te quedas” igual que ahora, que también nos pueden decir “ahí te quedas” pero al menos hay que intentarlo.