Una, promesa, más

Hay promesas que no son sino la reivindicación de una mentira contada hace, como mínimo, cuatro años y que nunca se ha llegado a cumplir, para volverse a repetir en estas semanas que se nos avecinan. Este es el caso de algunas de las propuestas que no están vendiendo desde el equipo de gobierno municipal de Burriana en los últimos meses.

Ahora, a un mes escaso de las elecciones municipales del 22 de mayo nos prometen un aparcamiento en la terraza Payá con la peatonalización de una parte del Pla, una vez más, cantos de sirena o es que no se acuerdan de los cuatro parkings disuasorios que prometieron hace doce años, de las innumerables veces que se ha hablado de otros parkings como el de la plaza del mercado o el de Calatrava y todos ellos han sido una mentira, presunta, pero mentira.

Hablan de la idiosincracia del casco antiguo como si el casco antiguo de Burriana fuera más complicado que el de ciudades como Ávila, Segovia, Madrid o el barrio gótico de Barcelona. Llamen a las cosas por su nombre y dense cuenta que su situación actual no es más que la falta de interés, de capacidad de gestión y de, me atrevo a decir, sapiencia de quien ha llevado las riendas de la ciudad y de quienes con él han estado. Lo que me extraña es que no vengan a firmar un nuevo convenio para la carretera del puerto, creo que si lo hacen sería el cuarto que convenian, todo ello para seguir no haciendo nada.

Tampoco se acuerdan que gracias a la actuación de muchos de los presentes en el consistorio se impidió que, en la actualidad, Burriana contara con un parking en el Pla con un proyecto elaborado hace diecisiete años y que el PP rechazó cuando había empresas interesadas en su ejecución.

La noticia de su realización, en pleno agnosticismo pascuero personal, no deja de abrirme una nueva duda que me plantea la veracidad de las promesas y la capacidad de trabajo de quien conduce ese vehículo, repleto con treinta y siete mil almas que desean una ciudad mejor y que se llama Burriana.

Dudo mucho que ese espíritu de la Pascua de Resurrección haya impregnado al equipo de gobierno de un afán de trabajo y de proyecto de ciudad del que ha carecido desde hace muchos años.

Hoy, aprovechemos que hace bueno para "volar el catxirulo"