Probablemente, no ha tenido buenos canasteros
Llevo cinco horas escuchando el pleno municipal de nuestro Magnífic que ha empezado a las diez y media de la mañana y cuando ya ha transcurrido el tiempo citado sigo oyendo las palabras vacías que algunos concejales escupen en el hemiciclo municipal sin ton ni son y que en nada repercuten a la mejora de esta ciudad que, en ocasiones, pienso que se merece mejor representación.
Hay quienes piensan que la
efectividad se mide por el tiempo que emplean en el pleno municipal y por las
propuestas que se hacen sin ninguna posibilidad de y cuyo desarrollo
corresponde a otras administraciones como pueda ser la denominada “Ley del si
es si” en la que no tocan pito nuestros representantes más inmediatos y que
ocupó una gran parte del debate matinal de este pleno ordinario de febrero
pospuesto por la festividad del Santo Patrono de la ciudad.
Cuando llego a escribir
estas palabras, 3’38 PM, es decir de esta tarde radiante en la que brilla el
sol y la bandera de Burriana, gracias a la brisa que corre, ondea con todo su
esplendor en lo alto del emblemático campanario cuya alargada sombra se
proyecta en la puerta por la que, en breves momentos saldrán los concejales en
busca de ese almuerzo que hoy, de momento no han disfrutado todavía.
Muchas palabras y poco
consenso; mucho ruido y pocas nueces, se nota que estamos en precampaña. Los que se van empujan
para justificar sus últimos momentos; los que tienen dudas intentan revalidar y
quienes no lo tienen claro intentan revalidar sus cargos con apremios a un
gobierno que se defiende frente a lo que ha hecho bien y reconoce, en algunas
ocasiones lo que no ha podido conseguir.
Nos queda algún tiempo en el
que vamos a escuchar a una oposición rabiosa lanzando, no dardos envenenados,
sino bombas incendiarias contra un equipo de gobierno que, pudiéndolo hacer
mejor, no ha tenido la capacidad suficiente de aprovechar el tirón de su
gobierno de coalición para plantear una ciudad abierta hacia un punto
determinado que, hasta el momento, nadie ha sabido fijar y que es lo que
realmente necesita esta ciudad cuyos mimbre son muchos y que, probablemente, no
ha tenido buenos canasteros.
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