Reflexiones de un debate interior

Tengo las neuronas un poco agobiadas. No es para menos. Los debates políticos, la situación general y la particular, las fiestas a las que no he ido, las fiestas que se aproximan y las propias situaciones del día a día, impiden, a veces, encontrar el tema y el tiempo para escribir esta columnita que no es, ni más ni menos, una pequeña reflexión de lo que acontece a mi alrededor y eso de no pensar, no está bien, dado que el pensar es lo único que nos diferencia del resto de los animales y a veces pienso que, como ellos, sería mejor no pensar.

Bueno, está intensa semana de debates televisivos y radiofónicos nos ha dado una muestra de muchas cosas y, entre ellas, están las conclusiones de un tiempo escuchado y reflexionado que me devuelve a lo que escribí hace unos días sobre el tiempo Sánchez y, a pesar de lo que digan, aún no ha terminado.

Lo que sí está claro que el tiempo Rajoy ha sido finiquitado y debería hacer recapacitar a su propio partido que debería elegir otro candidato para la presidencia del gobierno de un país que él, Mariano Rajoy, se negó a dirigir al indicarle al Jefe del Estado su negativa a formar gobierno.

No voy a hablar de otros discursos del resto de formaciones porque si Rivera estuvo conciliador en el tono y en la forma, el de la coleta no entiendo de donde puede sacar tanto odio, animadversión e inquina hacia el resto de formaciones políticas y especialmente contra el Partido Socialista y el candidato que aspiraba a la presidencia del gobierno. Si numereros fueron en la composición de las Cortes, lo han sido ahora y lo seguirán siendo en el futuro, no en vano este “líder” no es más que un producto de televisión que, perfectamente, podría sentarse en el plató de “Salvame” a contarle las miserias de los demás a los espectadores en compañía de Belén Esteban, la Mila y Jorge Javier.

Lo que queda claro, para mí, es que Pedro Sánchez ha demostrado su capacidad de Hombre de Estado y que a su lado Rivera ha brillado a su mismo nivel y ellos, ambos dos, contra viento y marea, han intentado poner un parche a un país que, a veces, pienso que no tiene remedio ni salvación.

Hay gestos y gestos, y el gesto de intentar formar gobierno, pese a las adversidades, a una persona que no ganó las elecciones le honran. Otra cosa es el que lo haya intentado frente a la cobardía o falta de capacidad negociadora de quien sí fue el ganador de los comicios y que en el debate no ha mostrado benevolencia alguna.

Los tiempos son los tiempos y el tiempo Sánchez puede haber empezado para la sociedad en general, todo ello si la jaula de grillos que ha sido el Partido Socialista de los últimos años cierra filas, por fin, junto a quien puede convertirse en un dirigente político sólido y capaz para un Estado que necesita de equipos potentes como los que han intentado negociar un acuerdo de futuro, aunque esta vez no lo hayan conseguido.

Tiempo al tiempo y tiempo por venir, futuro.

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