joan llido

  Comienzo este artículo mientras se realiza la ofrenda del día de Sant Josep y mientras centenares de falleros y falleras recorren las calles de la capital de la Plana Baixa para ofrendar ese ramos de flores lleno de sentimientos y emotividad, aún a sabiendas que tras esto y un rato más daremos por concluidas las fiestas falleras. Digo pues que mientras el carrer Sardina y el Raval se encuentran llenos de espectadores y con los peregrinos que salen desde el colegio salesiano y se acercan a la Plaça Major, se escucha en los alrededores del tapiz que recoge las flores y la devoción hacia una patrona y un pueblo, la voz de alguien que anuncia la comisiones y las falleras que se acercan a rendir homenaje a quien custodia esta ciudad día y noche y cada instante de la historia de Burriana. Es la misma voz que a lo largo de las últimas más de tres décadas ha sido escuchada en todo aquello que tuviera que ver con las fallas. Presentaciones, pleitesías, homenajes falleros, entregas de prem...

  El otro día, un miembro de un equipo, podría ser de futbol, balomano o básquet, o , incluso, concejal de tu ayuntamiento, me decía que son los mejores y entonces pensé lo equivocado que estaba al sentir de esa forma debido, principalmente, a que en este momento, él pensaba que todo les estaba saliendo bien cuando, sin darse cuenta de lo que decía, estaba chupando mucho banquillo y recibiendo muchas críticas por su falta de juego del bueno. Digo pues, que pensé que era un engreído, entre otras cosas porque iban a la cola de los equipos provinciales, su junta directiva no era de las influyentes dentro del panorama deportivo provincial, el equipo era más un equipo de amigos que un equipo verdadero y que lo que más prevalecía el interés de cada uno de los jugadores por encima de los del equipo. Ante la confianza de mantener la categoría, le comenté que, aunque estuviera apoyado, momentáneamente, por otro equipo inferior, sería muy difícil, por no decir imposible que consiguieran ...