Con un comportamiento más cívico todo iría mejor y, probablemente, nos costaría menos.
Los ciudadanos, los de esta u otra ciudad somos muy exigentes. Exigimos unas ciudades limpias, unos impuestos bajos, unos servicios cada día mejor, una atención más personalizada y que nos dediquen más tiempo, pedimos unos servicios públicos de mayor calidad y un largo etcétera de cosas que, sin lugar a dudas, consideramos que nos merecemos. Y no lo dudo. En absoluto dudo que no nos merezcamos una mejora de todas nuestras exigencias y de todo aquello que pagamos a través de nuestros impuestos. Sin embargo, nuestra aportación impositiva no presupone que cuando saquemos al perro a pasear se mee en cualquier pared, en todas menos en la nuestra, que el mismo defeque, por decirlo en plan finolis, en el lugar que le plazca y que quede allí ese resto para que alguien, que va mirando su teléfono móvil, pise tan preciado galardón. Nosotros los ciudadanos queremos que las calles estén limpias de lo anteriormente expuesto y, como no, de todos esos montones de cosas que cada noche, algun...