joan llido

Hola Rosa, ya me lo dijiste ayer que estaba un poco vago y que no escribía nada, pero la verdad es que motivos para perder las ganas de escribir me sobran si miro a mi alrededor y es que por donde mires da pena, pero en fin lo prometido es deuda y voy a escribir algo sin saber, a ciencia cierta de qué, aunque primero que nada quiero decir algo sobre la justicia. Si, esa justicia, o ¿no? De la cual, quien fuera otrora alcalde de Jerez, si, ese que está allá en la Frontera, dijo que era un cachondeo y por lo cual fue condenado. Yo creo que si lo dijera ahora, ya no lo condenarían, no por decir lo que dijo, sino porque lo que dijo hoy en día sería un cachondeo. La justicia, no es un cachondeo, es algo más que los humanos mortales entre los que me hallo no llegamos a comprender, aunque para nuestra razón o nuestra sinrazón es algo que se escapa a nuestro entendimiento y es que nuestros legisladores, en tiempo de vacas gordas, se relajan y no hacen lo que debieran para cuando estas vac...

Mira por donde, Rosa, ya se ha acabado el verano, hemos entrado en el otoño, con unas temperaturas de verano y con una normalidad prendida de un hilo por los acontecimientos que están ocurriendo por doquier, pero no quiero hablar hoy de temas tan trascendentes que, en muchos casos escapan de la capacidad de quien escribe esto. Hoy quiero hablar de limones. Si, de limones de esos limones que son de la familia de la naranja, esa fruta que en Burriana tiene dedicada un museo que está cerrado, pero por cuyo precio pagamos una cantidad, para mi sorprendente. El tema viene a colación porque un amigo me invitó a cenar a su casa y no tenía limones para el Gin-tonic y como yo iba a comprar le dije que yo los llevaría, el cual, yo mismo, que siempre suelo tener limones en casa, ese día no tenía ninguno y fui a por ellos al super. Y cual fue mi sorpresa que al comprarlos vi que su precio era de 2’15 euros el kilo y me quedé sorprendido. Posteriormente comprobé el precio en otros dos supe...

Leo, de forma cada vez más frecuente, los escritos de personas, jóvenes o no, a mi me da igual la edad que tengan, que hablan de los estudios realizados y de la profesión que desarrollan y todas apuntan en la misma dirección, a la nueva Ley de estudios, que no recuerdo como se llama porque ya he cambiado a tantas que ahora la llamaré Ley Wert y así nos entendemos mejor. Digo pues que los escritos hacen referencia a dos temas la falta de posibilidades que ofrecen las nuevas carreras y la dificultad de encontrar un trabajo posterior a quienes no terminan sus estudios ahora con las nuevas leyes, dando a entender que dentro de poco los títulos conseguidos con anterioridad a la llegada de este señor al ministerio correspondiente no tendrán validez alguna y, eso, no es así. Hoy, me ha llegado este correo en el que nuevamente un profesional se indigna contra quien dirige la educación en este país, todavía, denominado España y tras muchos años de democracia no ha sido capaz de encontr...