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Mostrando entradas de marzo, 2014

Cuatro años de busqueda

Imagínese esta situación. Ud. mismo, empadronado en Burriana, desde que nació, casado, padre de familia, con piso propio e hipoteca pendiente, miembro de diferentes asociaciones vecinales, sociales y religiosas, profesor en un centro educativo privado, y otras muchas cosas, se va a Madrid por cualquier cuestión, se hospeda en un hotel de esta ciudad, a la sazón, capital de España y a los treinta minutos de encontrarse en su habitación llaman a su puerta y abre y, ante el susto que ello supone, se encuentra a miembros de la guardia civil que lo buscan. El susto que se llevaría, sería más que morrocotudo. Pues bien eso es lo que le está pasando a un amigo en estos momentos y ¿Cuál era el motivo de su búsqueda? ¿Sería por temas políticos, terroristas, blanqueo de dinero, tráfico de drogas, etc.   ….? No, mucho peor, según para quien. Le buscaban desde hacía cuatro años para entregarle una notificación del juzgado de Vila-real para que se presentara ante el juez/a por algún motivo

Con flores a la Misericordia. Caducan a las 20 horas

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Adiós a las fallas del 14, las fallas de las secciones falleras y aquellas en las que, casi todos, han podido lucir banderín, aunque ello no suponga una mejora en la calidad de las mismas ni en la de la fiesta en general. Todo se convirtió en humo la noche del diecinueve de marzo y tras la oscuridad de la noche, aclarada por la luna clara, apareció la ciudad de Burriana limpia, algo loable y normal tras una noche en la que la actividad de los servicios públicos   había realizado un gran esfuerzo para que el regreso de los estudiantes a sus centros educativos se llevara a cabo con total normalidad. El celo de limpiar todo rastro de las fallas era tanto que a las ocho de la mañana ya no quedaba resto alguno de los centenares de ramos de flores que los burrianenses habían ofrendado a los pies del tapiz que se había confeccionado en honor a la patrona de nuestra ciudad. Arrancada la moqueta y retirados los estantes en que se colocaron los ramos, las canastillas y las picas florales,

Ya han llegado, nuevamente, las fallas

A veces, cuando te pones delante de un teclado, con ganas de escribir, pero sin saber de que hablar, me ocurre lo mismo que cuando entras en un ascensor y te encuentras con alguien a quien apenas conoces y lo más habitual es hablar del tiempo de si hace sol o está nublado o de si llueve y hace viento, como es el caso de hoy y ya viene de dos días, fuera continúa haciendo viento. Aunque lo más normal es que digamos que hace aire, pero eso es una expresión mal dicha, dado que el aire siempre existe y el viento lo definíamos, cuando yo estudiaba, como el aire en movimiento. Fuera lo que hace es viento y si no que se lo pregunten a mi amigo Paco que es él quien me ha acostumbrado a decir viento; antes también decía aire, aunque su influencia marinera me ha hecho recordar la vieja definición de viento y desde entonces intento utilizarla. Hace viento y su roce con os edificios emite sonidos similares a los silbidos humanos; las persianas no dejan de moverse y en algunos instantes, su