joan llido

Hay momentos en que uno se encuentra con un bajón, o eufórico o cabreado o con el cuerpo removido por situaciones diversas, bien personales o ajenas, que te afectan de cerca o de lejos y que en algunas ocasiones nada tienen que ver con uno mismo pero que sí le afectan por su emotividad, su sensibilidad o por otras circunstancias que siempre son personales y que hacen que tal o cual situación te afecten de manera especial. Pues bien, hoy es un día de esos en los que me encuentro cabreado conmigo mismo, con mis circunstancias y con mi entorno sin que nada tengan que ver quienes me rodean, entre otras cosas, porque nada tienen que ver con mi estado de ánimo, dado que lo único que hacen y pueden hacer es animarme, cosa que es muy de agradecer cuando te encuentras en un momento difícil. Y es en momentos como este cuando sales a la calle y te ve un amigo/a y te dice “que te pasa que te veo como si estuvieras resfriado, la mirada baja y en la forma de caminar te veo cansado” y tu le rebates t

Llevo unos días que he olvidado el lápiz, el boli, la pluma y el ordenador y me he dedicado, en cierta manera, a las relaciones con los amigos, con la familia y con otros seres vivos a los que tenía, un poco, abandonados. Sin embargo ese paréntesis que he realizado me ha servido, entre otras cosas, para darme cuenta que la falta de costumbre hace que te cueste, aún más, reemprender lo que tenemos dado por habitual, es decir, aquello que tenemos por habitual, en el momento que dejamos de hacerlo, por los motivos que sea, luego nos cuesta más reiniciar la marcha para hacer lo que hasta unos momentos, días o semanas antes, hacías como normal. No obstante, va bien desengancharte de lo habitual para hacer otras cosas incluso para no hacer nada, lo cual en algunos momentos es, también, una decisión sabia, aunque no saber hacer nada no es lo mismo que no querer hacer nada y hablando de saber nada, me vienen a la memoria algunos personajillos de la vida pública que nada saben hacer como no

Tras muchos meses consecutivos, demasiados, en los que las noticias económicas son malas o muy malas, hoy, uno de esos organismos que no atisbaron a ver la que se avecinaba ha indicado que se ven algunos brotes verdes en la economía española, me alegro, falta nos hace alguna que otra información optimista con toda la que nos está cayendo. Esta mañana me desayunaba con este atisbo de esperanza de ver un pequeño resplandor en ese oscuro túnel en el que estamos sumergidos, pero junto a ella escucho que los bancos recibirán del “Estado” 35.000 millones de euros, al 1% para que lo presten a las entidades públicas, ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autónomos para que paguen a sus proveedores y de esa forma aliviar las arcas de estas empresas o autónomos que se ven con la suega al cuello por el simple hecho de haber trabajado para la administración. Pero ahí no está la controversia, sino en el porcentaje que van a pagar los ayuntamientos por un dinero que el “Estado” va a prestar a la

No es muy usual en mi, ni un titular de estas características, ni la utilización de este tipo de palabras en mi vocabulario del día a día, ni en los artículos que escribo, pero visto lo visto, lo único que nos queda a quienes poseemos algo es el cabreo constante, la utilización de palabras mal sonantes y, muy probablemente, meternos (por no decir cagarnos) en la madre que parió a alguno. Ud. querido lector se preguntará el por qué de mi, probablemente, indecente introducción, pero si tras varias semanas sin ir a ver el huerto, por aquello de que en invierno no necesitas trabajarlos, llegas a él y encuentras que te han destrozado todos los ribazos, que te han dejado el huerto hecho unos zorros y que de todos es conocida la existencia de grupos que se dedican, con la excusa de buscar caracoles para sobrevivir, a destrozar todos los huertos que caen entre sus peludas cejas, comprenderán ahora mi mala leche y mi indignación. Pero este caso que me ha sucedido a mí, no es esporádico, ni es

Mucho me temo y ojalá que me engañe o el módulo de formación de artista fallero no se impartirá en Burriana por muchos motivos y entre ellos el de la poca presión que se ejerce, desde el lugar que se debería, para que ello sea una realidad y por que no creo que  “el Cap i Casal” y alrededores dejen que se le escape esa oportunidad, como no sea que también se les conceda a ellos. Hace ya, más o menos dos años, se solicitó por parte del IES Jaume I que el Ayuntamiento de Burriana solicitara esta actividad docente y a través de una moción presentada por el PSOE se aprobó solicitar su realización pero dos años después aún no está claro y si bien se dice que se reglamenta la docencia, no se indica la concesión de la misma a Burriana y, es ahí, donde está el peligro. No basta con enviar una carta solicitándolo, no basta con salir en los medios de comunicación local o provincial diciendo que se ponen a su disposición unos locales, más o menos decentes, para esta actividad, hay que ser consta